Por JAVIER FRANCO
El orujo de Liébana es un aguardiente que se ha elaborado de forma artesana en la comarca Lebaniega desde el siglo XIV con la introducción de las primeras alquitaras destinadas a la destilación de orujos que eran obtenidos tras la vendimia.
Fueron los romanos quienes introdujeron los viñedos en la provincia de Cantabria y especialmente en Liébana por las condiciones tan excepcionales que ofrece su clima. De esas viñas se producía el vino y el Orujo. Durante cientos de años el orujo se elaboraba en las alquitaras de cobre que había en mayoría de las casas hasta que en 1984 se prohibió, a partir de esa fecha los productores deben estar legalmente inscritos. En la actualidad existe una industria del orujo con mucho arraigo en Liébana.
El orujo es el sobrante que se produce tras el pisado las uvas una vez extraído todo el mosto. Para su destilación se utilizan las “alquitaras” de cobre, estas son el símbolo por excelencia del orujo y las que producen los vapores que una vez condensados en la copa se convierten en el preciado líquido incoloro y transparente. Ha de aplicarse el calor exacto y así producir una evaporación de la forma conveniente y precisa que arrastre los mejores aromas y sabores de los orujos.
Antiguamente se utilizaba la uva de la zona que en aquellos tiempos era abundante, con la progresiva desaparición de los viñedos se comenzó a utilizar uva castellana. En la actualidad, se están rescatando antiguos viñedos y expandiendo la viticultura local lo que hace que se utilice cada vez más la uva lebaniega.