Por JAVIER FRANCO
A finales de junio suele ser muy habitual encontrarse neveros por encima de los 2.500 m, este verano la nieve aparece en cotas más bajas. La presencia todavía de zonas nevadas es causa de un importante número de los rescates de montaña que se producen en estas fechas y exige ir preparados a las excursiones.
El verano ha comenzado pero, por mucho calor que ya se note en la mayoría de lugares, no hay que olvidar que la nieve en los recorridos de media y alta montaña es aún habitual en esta época. Aunque en el fondo de los valles también se disfrute del mejor tiempo, a la hora de salir de excursión, la nieve nos espera más arriba y debemos tenerlo en cuenta y más en un año como este, con una primavera fría y lluviosa.
Si a finales de junio suele ser habitual encontrar neveros por encima de los 2.500 m, este verano la nieve aparece en cotas más bajas.
Hay que tener presente que las caídas por pendiente son el principal riesgo, pero, además, con nieve el avance se hace más lento y complicado y requiere más tiempo y se pueden ocultar las marcas del sendero o accidentes del terreno. También hay riesgos especiales en esta época: los barrancos cubiertos por nieve son especialmente peligrosos porque al pasar puede colapsar la capa sólida y el calor o las tormentas pueden provocar rápidas variaciones del caudal.
Crampones y piolet
Si sabemos que vamos a encontrar nieve, debemos ir equipados. Es infundada la idea de que con la fuerza del sol la nieve está blanda y no se necesita material técnico para caminar por ella. Puede ser lo habitual, pero no hay forma de asegurar su estado y crampones para evitar un resbalón y piolet para poder autodetener una caída son indispensables para hacer una ruta con nieve de forma segura… si se utilizan correctamente.
Los crampones habituales no están diseñados para su uso con zapatillas, calzado además poco conveniente porque no protegen el tobillo. Los modelos que se fijan con correas se adaptan perfectamente a las botas de trekking flexibles, pero hay que vigilar que estén ajustadas con tensión; mientras que las fijaciones automáticas solo sirven en botas rígidas.
Por su parte, hay que conocer las técnicas para manejar el piolet como apoyo en los ascensos y descensos y, sobre todo, para detenerse en caso de caer por una ladera. No es una técnica intuitiva y requiere formación y práctica, acudiendo a los clubes de montaña o a guías.
¿Y si nos encontramos nieve inesperada en el camino; por ejemplo, si el camino requiere cruzar un nevero? Antes de hacerlo hay que evaluar la habilidad de todos los miembros de la excursión, el riesgo que supone una caída y la existencia de otras opciones. Hay que valorar siempre dar la vuelta como mejor elección: seguro que se puede pensar una ruta alternativa segura para aprovechar el día y nuestra meta nos esperará.
Artículo original de https://www.heraldo.es/